19 de enero de 2013

Ruta por el norte de Luzon. 2a parte

Salimos de Sagada muy temprano para coger un jeepney e ir a Bontoc, debiamos estar alli a las 9am para que una furgoneta nos llevase a Banaue.
En Bontoc tuvimos que esperar un poco, ya que si la furgoneta no se llena de pasajeros, no sale.



En el camino hacia Banaue ya pude ver que cada vez me estaba adentrando mas en las montañas, unos paisajes preciosos, pudiendo ver incluso las primeras terrazas de arroz.
Despues de una hora de viaje, llegamos a Banaue, un pueblecito que podriamos decir que es la cuna de las terrazas. Los locales lo saben y lo aprovechan al maximo, ya que se convierten en unos vendedores compulsivos de tours, hoteles y restaurantes, algo que cansa bastante pero si les contestas bien y con decision a la primera, te dejan en paz.

Vistas desde el hostal de Sagada

En Banaue nos alojamos en un hostal con unas vistas espectaculares a las montanas y a un rio. Estabamos impacientes por la siguiente aventura, asi que dejamos nuestras cosas y nos fuimos a inspeccionar los aledanos.
Nos metimos por unos senderos los cuales iban a parar a unos poblados de unas tres o cuatro casas hechas de madera y paja. Todos nos saludaban y nos sonreian, gente que vive de la artesania haciendo unas figuras de madera preciosas.
Una mujer me explico que ganaba 150php diarios (menos de 3e) por trabajar 12 horas, realmente increible, ademas, claro, de tener que cuidar de sus tres hijos.
Me encanto poder estar observando durante un rato su dia a dia. Como lavan, que comen, incluso me dejaron ver donde dormian, algo que nunca olvidare.



Al dia siguiente teniamos que llegar a Batad en jeepney, el poblado que se encuentra metido en las montañas y donde se puede gozar de la septima maravilla del mundo.
Durante el camino tenia algo de miedo a que me decepcionara, por tantas expectativas que habia creado en mi cabeza.
Despues de caminar durante una hora desde donde nos habia dejado el jeepney, llegamos al poblado.

Puedo decir que no me defraudo para nada. No podia creer que estuviera alli. Tenia ante mi un autentico anfiteatro de terrazas de arroz, un paisaje que te deja sin palabras.
Pude ver como trabajan las tierras, aprendi muchas cosas, una de ellas es que las terrazas mas bajas son de los mas adinerados de la zona y las mas altas de los menos afortunados.
No todo el poblado se puede permitir tener una tierra, por lo que tienen que trabajar la tierra de otros, ganando lo minimo para alimentar a sus familias.



Unos cuantos que nos encontrabamos alli, decidimos hacer un trekking hasta una cascada, un trekking durisimo pasando por estrechos caminos en medio de la selva.
Algunos tramos hay que ir con especial cuidado, ya que se pasa por unos barrancos de infarto.
Un trekking de cuatro horas que te deja las piernas destrozadas, pero que vale la pena cuando llegas a la gran cascada.



Acabe el dia hablando con un japones y una coreana, aprendiendo algo de sus idiomas, mientras seguiamos observando ese paisaje del que estabamos gozando.

Ya el ultimo dia, me despierto en Batad, me pego una ducha en medio del campo, con las gallinas acercandose en todo momento, desayuno y me pongo la mochila a la espalda para el camino de vuelta.
Muy duro...ese camino no lo olvidare jamas. once kilos a cuestas, por la selva, todo subida, y cuando crees que despues de una hora caminando, ya has llegado donde te tiene que pasar a recoger el jeepney, te encuentras que aun faltan por subir 412 escalones estrechos y en malas condiciones (un cartel certificaba la cantidad).

Ahora escribo desde Manila de nuevo, un autobus me ha traido de vuelta a la capital despues de diez horas. Solo quiero descansar, estos cinco dias han sido muy intensos para mi mente y piernas.
Pero algo he aprendido, y es que la palabra "Superacion" debo dejarla marcada en mi frente por el resto de mi viaje.
Y es que en algunos momentos estuve a punto de abandonar...caminos infinitos, piernas cansadas, quizas demasiados kilos en mi espalda...
Pero cuando creas que no puedes hacer algo, solamente hazlo... Ahora me siento satisfecho y feliz de haber conseguido todo lo que me habia propuesto.



Otra de las cosas que he aprendido en estas casi dos semanas que llevo viajando, es que aqui debo tener los cinco sentidos al cien por cien desde que me levanto hasta que me acuesto.
En todo momento tienes que estar pendiente de donde pisas, que tocas, que comes, quien te mira mas de la cuenta, quien te quiere enganar... y eso me encanta.

Estoy cada vez mas contento y orgulloso de la decision que tome en su dia...


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