24 de enero de 2013

Mindoro por carretera


Estos dias en la White Beach de Mindoro estoy teniendo tiempo para todo.
He vuelto a practicar deporte, que realmente ya lo iba necesitando. He corrido playa arriba playa abajo, he jugado a volleyball con ingleses bebidos mas de la cuenta y he jugado a baloncesto con filipinos en una cancha que jamas pense que jugaria, en una especie de barrio muy humilde de Puerto Galera, donde la unica ocupacion de las familias es ver como juega su hermano, padre o hijo...
Cada jugador debe poner 50 pesos para poder jugar, y el equipo vencedor se reparte el dinero ganado.
Como les gusta apostar...hasta apuestan jugando al billar!

Al principio, al entrar a la cancha, me sentia observado y pense incluso que no seria aceptado, al fin y al cabo, estaba entrando en su territorio. De repente escuche "Alvaro Alvaro". A uno de ellos le habia conocido por la manana en la playa asi que en seguida nos presentamos y me invitaron a jugar.
Como se nota que es el deporte rey en Filipinas, son unos cracks.

Me he vuelto a encontrar con Kadin, el americano con el que me fui unos dias por el norte. Esta manana nos hemos alquilado un par de motos y hemos ido a recorrer la isla.

Primero hemos llegado a las Tamaraw Falls, unas cascadas al pie de las montanas y que se pueden ver desde la carretera principal, asi que es visita obligada, ya que hay que pasar por ahi si o si.
Sus aguas frescas y limpias desembocan en dos grandes piscinas en el que uno se puede refrescar para hacer frente al tremendo calor que hacia.
Seguimos nuestra ruta hacia el medio este de la isla. hasta llegar a San Teodoro, un pequeno pueblo pescador en el que se puede gozar de unas vistas increibles de parte de la bahia de Mindoro.



Todo estaba yendo sobre ruedas, y nunca mejor dicho, hasta que he tenido un pinchazo en el neumatico trasero de mi moto.
Rapidamente, dos locales se han acercado para interesarse, me han acompanado hasta un mecanico, y una vez alli se han marchado contentos de haber podido ayudar.
Un taller lleno de gallinas y ninos jugando con las herramientas, algo muy diferente a lo que estoy acostumbrado, sin duda.
El mecanico no sabia mucho ingles y mas o menos nos entendiamos, le he dejado hacer, y por un precio irrisorio me ha reparado el pinchazo en un momento.



Ya con la moto reparada, hemos continuado hacia el sureste de la isla, hasta llegar a una bifurcacion entre la carretera principal y un caminito de tierra que nos inspiraba confianza, y seguro que aventura asegurada.

Hemos atravesado campos de arroz y poblados muy pequenos, en los que ademas coincidia con la salida de la escuela de los ninos. Todos nos saludaban y nos querian dar la mano, los padres, sorprendidos por nuestra presencia, hacian un amago de saludo pero mas timidamente.
Caminos con inmensas palmeras y vacas y otros animales a esquivar, hasta que hemos llegado a un rio perfecto para refrescarnos un poco.








Debiamos volver ya hacia Puerto Galera, el hambre acechaba y el sol abrasante nos estaba deshidratando.
Y volviendo, algo increible...vuelvo a pinchar la rueda trasera, esta vez fue una piedra. Por suerte estaba en un pueblo, y otra vez muy rapidamente se acercaron dos conductores de triciclo.
El mecanico mas cercano estaba a un kilometro, asi que habia varias posibilidades. Una de ellas era ir caminando con la moto, la otra era quitar la rueda, llevarla al mecanico y una vez reparada volver a la moto y ponerla de nuevo.
De pronto salio el mas listo de la clase, el conductor que me ofrecio meter la moto atada con mil cuerdas en su triciclo, ademas, como no, por un modico precio por el detalle de la idea y del transporte.

Muy divertido todo la verdad, esto solo puede pasar en estos lugares. Lo mejor era verles discutir entre ellos a ver quien era el que tenia la mejor idea.

Manana dejo Puerto Galera, quiero llegar al sur de la isla, una ciudad llamada Roxas City, y de ahi, coger otro barco para la siguiente isla!!

Hasta la proxima!!!

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