2 de julio de 2013

Tailandia. Phayao y Chiang Rai, lugares sorprendentes


Llevaba varios días en Chiang Mai, pasando los últimos de ellos con un grupo de galeses e ingleses y un canario.
Claro está, que con el que me entendía mejor era con el de las islas afortunadas. Nos quedábamos alucinados con el tipo de vida que llevaban esos chicos, capaces de no gastar un baht en todo el día, pero llegar la noche y ponerse tibios a cerveza. O mucho más sorprendente aún cuando nos dijeron de ir a un Parque Natural de aguas termales, y pasar la tarde relajándonos en cascadas en las mismas piscinas, o en sus amplios jardines.

Aguas Termales Chiang Mai
Chiang Mai me estaba gustando mucho, estaba muy cómodo en la ciudad, pero tenía que cambiar ya, y dirigirme hacia el noreste del país.
Mi próximo destino iba a ser Chiang Rai, y de ahí, llegar a la frontera para cruzar a Laos. En esas, conocí a Sita, una tailandesa un poco peculiar. Me dijo de ir a pasar el fin de semana a su pueblo, Phayao.
No había oído hablar de ese lugar, es más, ni lo sabía localizar en el mapa.

Se encuentra entre Chiang Mai y Chiang Rai, así que me venía de paso para continuar con mi recorrido.

Cuando llegué a Phayao, vi que estaba en otra Tailandia. Ni un turista por sus calles, ni un tuk-tuk esperándome a la salida de la estación, nadie o casi nadie que hablase inglés... Era la primera vez, en un mes en el país, que podía estar en un pueblo tan tranquilo. Además, estando con alguien de ahí, algo que ya pude experimentar en Filipinas y en China y guardo con muy buen recuerdo.

 




Phayao
Phayao no tiene nada interesante a visitar, pero me ha encantado pasear por sus calles solitarias, sin tráfico y sin ruidos.
Tiene un gran lago bordeado por un largo paseo, donde la mayoría de sus habitantes se concentran para charlar con los suyos.

La noche que llegué era sábado, así que me llevaron a la zona de copas a escuchar música en vivo, y luego a bailar a la única e inmensa discoteca que había muy cercana al lago.

            Nonoy, Yo, Sita, Michael y desconocido.

Una buena experiencia en Tailandia. Siempre es bonito poder llegar a sitios donde no puede o no quiere llegar todo el mundo, realmente es donde se disfruta más de la gente local.

Después del fin de semana, debía llegar a Chiang Rai, quería dar a la ciudad al menos un día entero para visitarla.
Esa misma noche que llegué, me fui a recorrer el mercado nocturno. Un gran bazar donde se puede encontrar de todo. 
La calle con los puestos callejeros termina en una gran plaza con todo tipo de comida, la cual puedes disfrutar mientras presencias un espectáculo que hacen sobre un escenario todas las noches.

Chiang Rai
El día entero de Chiang Rai, lo quería aprovechar bien, así que alquilé una moto y me fui hacia lo más importante.
Se trataba de visitar el White Temple. Como ya dije en un post anterior, quería descansar un poco de estos lugares, pero un francés que había conocido me dijo que "c'est magnifique!", así que tuve que ir a visitarlo, solo por la expresión de la cara que ponía el chaval cuando hablaba de ello.

El tío llevaba razón...creo y me atrevo a decir, que es el mejor templo que he visitado hasta ahora.
La construcción empezó en 1997 y el diseño es diferente a cualquiera visto antes, todo está decorado en color blanco, que significa pureza, y cristal, que significa sabiduría.
Para acceder a la sala del templo, se debe cruzar un puente sobre un canal, mientras se va viendo toda esa estructura que te rodea.
Realmente ha valido la pena visitarlo.





Después de una visita larga por los jardines, en las inmediaciones del templo, he decidido ir a unas cascadas, situadas a 20km hacia el sur de la ciudad.

Otra vez he vuelto a conducir por esas carreteras que tanto me gustan y tanto me hacen disfrutar, hasta llegar al Parque Natural. He aparcado la moto y me he adentrado en la selva.
Treinta minutos atravesando ríos y puentes de bambú bastante deteriorados, con grandes árboles y rocas a mi alrededor, hasta llegar a la gran cascada. Sin duda, un lugar para estar tranquilo un buen rato, sin pensar en nada más que en ese momento.


 


Mañana, 3 de julio, cruzo la frontera de uno de los países vecinos, Laos.
Serán dos días duros de buses y barcos, pensando en las ganas que tengo de conocer a fondo este país.



No hay comentarios:

Publicar un comentario