En mi segunda visita a esta isla, me lo quiero tomar con mas calma que la otra vez, ya que estuve solamente tres dias y me supieron a poco. Creo que es una isla que se le puede sacar mucho partido y quiero conocerla mejor.
Todo el que llega a Bohol, se va directamente a la playa de Alona Beach, pero yo quise quedarme un par de noches en la capital, Tagbilaran City.
Con un calor sofocante y un trafico peor del que recordaba, he estado caminando por sus calles y conociendo mejor la ciudad.
Como ya dije la otra vez, es una ciudad con nada de encanto, no hay nada que visitar, excepto su iglesia y la plaza situada justo en frente, donde muchos vienen a descansar en los bancos o a reunirse con los suyos.
Estos dos dias en la ciudad, he querido ser un filipino mas, asi que mis actividades han sido cortarme el pelo, pasear por los centros comerciales aprovechando el aire acondicionado, ir al cine, comprar en el supermercado y de noche un poco de karaoke donde acabe conociendo a un grupo autoinvitandome a sentarme con ellos.
En el supermercado pude presenciar algo increible. Estaba dentro del mismo, en una tienda a parte en frente de las cajas registradoras, iba despistado mirando marcas de botellas de vino y cuando sali de la bodega me quede anonadado con lo que vi.
Todos los clientes y empleados estaban paralizados y en silencio, no entendia nada. De repente, una voz saliendo de los altavoces, empezo a hablar sobre Jesucristo y de lo afortunados que eramos de poder estar viviendo el dia de hoy.
Durante poco mas de un minuto, todos los presentes atendian a esas palabras y con la mirada en el suelo. Despues, todo vuelve a la normalidad y cada uno sigue su camino.
Yo por supuesto, tambien quise participar y espere a que se terminara. Nunca habia visto algo asi, quizas es solamente en esta ciudad.
Despues de dos dias sin hacer mucho, ya tenia ganas de playa, asi que cogi un jeepney para que me llevara a Alona Beach, en Panglao Island, la isla que esta conectada a Bohol con dos puentes.
Cuando llegue, cansado y hambriento me dispuse a buscar alojamiento, una tarea que pensaba que seria algo mas facil ya que no encontre nada disponible o decente hasta pasadas casi dos horas.
Al final me pude instalar en unas cabañas a diez minutos de la playa, una especie de resort de los sesenta convertido ahora en alojamiento para backpackers.
Alona Beach es muy famosa y atrae mucho turista, ya la conocia del verano pasado pero creo que incluso hay mas turistas ahora que en agosto.
Masajes, tatuajes, fruta y pescado fresco, restaurantes y muchas ofertas para hacer buceo son algunas de las cosas que se pueden encontrar aqui.
Turismo de resort y turismo backpacker, combinacion que me hace recordar a Boracay pero siendo Alona Beach mucho mas tranquila.
y de repente, cuando ya habia olvidado lo que se estaba celebrando, algunas barcas se colocaron en la orilla del mar e iniciaron unos magnificos fuegos artificiales.
Algo que hizo que la multitud se acercara hasta la arena a presenciar el espectaculo de colores.
No se como es en China, pero aqui despues de los fuegos, todos se abrazan y se dan la mano al son de mas musica continuando asi la fiesta sin parar de bailar.
Los filipinos siempre tienen una excusa para estar de fiesta y reunirse con familia y amigos.
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