12 de junio de 2013

Tailandia. Primeros pasos por Bangkok


Cuando aterricé en Bangkok el pasado miércoles, después de seis horas de avión desde Beijing, y después de haber pasado los últimos tres meses en China, una emoción corría por todo mi cuerpo, como si el viaje acabase de empezar.
Un nuevo idioma, una nueva cultura, nuevas aventuras...

Tailandia es ese país que siempre se nos ha mostrado por televisión, ofreciéndonos su cara más mala y la que afortunadamente está cambiando a mejor año tras año.

Tengo muchos amigos que han estado en este país, incluso algunos viviendo desde hace años en la capital, así que tengo miles de recomendaciones para hacer, en este mes que voy a estar aquí.

Nada más llegar, me fui directo a buscar alojamiento a la mítica Khao San Road, el paraíso de los mochileros en Bangkok.
Una calle que te permite hacer de todo cuando quieras, donde quieras y como quieras.
Agencias de viaje, comida callejera, puestos de ropa, masajes, bares, discotecas, show girls y el famoso ping-pong, en el que decenas de tíos ofrecen llevarte a un espectáculo, donde algunas chicas disparan una pelota de ping-pong desde sus partes más íntimas. (Sí, estas cosas existen).
¿Y quién viene a esta calle? Está lleno de mochileros que vienen de paso a la capital con ganas de pasarlo bien, pero también viene el típico barrigudo norte americano (con perdón), buscando una noche de desenfreno, lujuria y perversión tailandesa.


     
En el hostal, conocí a Canario, un chico que viaja por todo el mundo vendiendo todo tipo de pulseras hechas por él mismo, y a Emilio, un argentino con muy buena onda.
Después de haber pasado la tarde juntos tomando algunas Chang, decidimos ir a la calle del pecado.
¡Qué noche! Risas y más risas, mientras vas probando la diferente y malísima comida que te van ofreciendo, helio, más Chang, Gin tónics...incluso me atreví a comer un escorpión!
Una noche de las que hacía tiempo que no pasaba!

Afortunadamente, Bangkok no es solo eso. Es una ciudad con más de 8 millones de habitantes, y puedes encontrar infinidad de oferta para hacer durante el día.

Lo primero que he querido visitar ha sido el Gran Palacio, construído en 1782, siendo la casa del rey durante 150 años.
Una arquitectura llamativa por sus colores y grandeza que te dejan impresionado.
El día pintaba de templos y palacios, así que me fui aventurando por sus calles, siempre acompañado de un calor sofocante recordándome a mi Filipinas querida.
Llegué al Templo Wat Pho, donde se encuentra el buda reclinado más grande de Tailandia, con 46m de largo y 15m de altura, todo ello recubierto de pan de oro.
Esto viene a ser el reclamo principal y por lo que viene tanta gente a visitar el templo, pero además, hay muchísimas habitaciones más pequeñas para visitar, en la que siempre te tienes que descalzar antes de entrar.





 
Siguiendo la ruta de los templos, y después de un paseo agradable por un mercado en el que aproveché para comprar algo de comida, llego al río Chao Phraya, donde una barca me cruza de un lado a otro para poder visitar el último del día, el Templo Wat Aran.
Lo mejor es, después de subir las empinadas escaleras y llegar a la cima de la torre, poder presenciar las vistas de gran parte de la ciudad y del río.



Al ver esas magníficas vistas, quería más Bangkok, así que al día siguiente me fui hasta la Golden Mountain, un templo que se encuentra en lo alto de una colina artificial y en la que necesitas subir unas cuantas escaleras para llegar.
Para hacerlo bien, se tiene que ir tocando las campanas que te encuentras a tu paso hasta llegar arriba.
Después de 3 meses en China viendo templos chinos, cualquier templo tailandés me parece precioso. Para mi gusto, está bien, aunque lo más importante y lo que hace que atraiga a la gente a visitarlo, son las vistas de toda la ciudad, y además gratis!

    


Ya para culminar el día, y antes de que la lluvia atacase de nuevo, (lo suele hacer sobre las 4pm), decidí coger uno de los barcos-taxi que te llevan por todo el río.
Antiguamente, Bangkok fue llamada "Venecia del Este", y aunque ya había estado en otra con el mismo sobrenombre en China (Lijiang - Yunnan), la capital tailandesa si que se parece mucho más a la Venecia italiana.
Un recorrido en el que vas viendo la Bangkok más pobre, con casas a los extremos, muy humildes y a la gente en ellas, observando el paso de los barcos con las miradas perdidas.

Muy buenas sensaciones en mi primera semana en Bangkok. Esta ciudad me gusta y la voy a exprimir al máximo.

 

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