"¡Qué bien se está cuando se está bien!" Me encanta esta frase, y realmente define perfectamente mi vida en Bangkok.
Después de 7 meses viviendo en la capital tailandesa, me siento totalmente integrado, feliz, apasionado con lo que hago, y sobretodo y lo más importante, con ganas de seguir para adelante, creando proyectos, trabajando y VIVIENDO!
Hace ya tiempo que mi día a día dejó de ser monótono, atrás quedaron esos fatídicos lunes, en los que costaba arrancar la semana después de un fin de semana normal como otro cualquiera, sin demasiadas actividades...vamos, que muchas veces me preguntaba: ¿o sea que he estado esperando 5 días de la semana para esto?
Ahora todos los días me levanto pensando qué será lo que más me sorprenda hoy, a quién conoceré, qué haré, qué comeré...una sensación parecida a cuando estaba viajando, pero ahora, aposentado en un lugar.
Vivo en Wongwian Yai (rotonda grande en tailandés), un barrio tranquilo, muy tailandés y sin demasiado extranjero viviendo.
Un barrio en el que al salir a la calle me empiezo a saludar con guardias de seguridad, vendedoras del mercado, propietarios de restaurantes, peluqueras o simplemente, con gente que viene y va por la calle.
Rotonda de Wongwian Yai |
Mi oficina, aunque podría ser mi habitación con unas magníficas vistas de algunos de los rascacielos de la ciudad, muchas de las veces prefiero la piscina como lugar de trabajo.
¿Y qué es lo que hago? Soy profesor freelance de español, teniendo varios alumnos alrededor de la ciudad, moviéndome de clase en clase con el skytrain, metro o taxi.
Aquí, como todo el mundo, hay que ganarse el pan. No recuerdo haber dicho que no a ninguna colaboración que me han pedido, así que me considero un multiusos. Profesor, venta de billetes de tren, guía turístico por la ciudad...
Bangkok te llena de energía, desde por la mañana hasta... la mañana siguiente. Sí, porque Bangkok es una ciudad que nunca duerme, con sus puestos de comida callejera, mercados nocturnos, gente a todas horas y en todas partes...
Siempre tienes alguna idea para hacer, y cuando no la tienes, alguien vendrá a ofrecertela. Restaurantes, paseos en barco por el Río Chao Phraya, visitas a templos, espectáculos de lady boys en el teatro...y sobretodo, la noche!
La noche, no como la que conoce la mayoría del turista que viene a Tailandia por un mes, y que viene buscando lo que viene buscando, sinó otro tipo de noche. En una discoteca, de esas que ya quisieran muchas ciudades europeas tener. Con sus decoraciones, sus sofases, sus camareros simpáticos y toda su gente bailando alrededor de su propia mesa con su botella que han comprado por un precio para nada disparatado.
Otra de las cosas que me hacen muy feliz es que cuando me fui de España hace ya año y dos meses, pensé: - Voy a viajar, y salga como salga, aprenderé inglés.
Jamás me hubiese planteado aprender otro idioma que no fuese el inglés, más que nada porque suficiente trabajo me costaba. Pero una vez aquí, me dije a mi mismo que debía aprender tailandés, y así ha sido. Estoy en ello, y ya aprendiendo a escribir y a leer.
Así que he aprendido un idioma viajando y el otro viviendo y trabajando.
Todo lo que tengo aquí, no hubiese sido posible ni tampoco hubiese sido lo mismo, sin mis buenos amigos Pol y Albert, los tres hemos creado una pequeña familia en la que nos sentimos muy unidos, viviendo juntos la gran experiencia de vivir en este gran País.
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